Buscar este blog

martes, 15 de marzo de 2011

CARTA A CÉSAR VALLEJO

Hola César, han pasado 120 años desde que viste la luz del día por primera vez. En esta fecha, como todos los años, el mundo entero celebra tu nacimiento.

A pesar de tanto tiempo que te fuiste, a pesar de tantos esfuerzos tuyos por humanizar al hombre a través de tus obras, de tantos sinsabores; todo continúa igual.

Los hombres, cada día son menos humanos, tanto así que, los padres se olvidan que trajeron hijas al mundo y las ven como a sus mujeres. Conseguir un trabajo tiene un precio muy alto y sólo es privilegio de algunos. Y qué decir de los gobernantes, quienes lidian con la honestidad, se olvidan que su misión es velar por los que menos tienen y solamente jalan agua para su molino, haciendo que los pobres cada vez sean más pobres. El colmo es, que hoy en día, ni siquiera subir a un carro es confiable, mucho menos tener tranquilidad en nuestra propia casa, muchos mueren de hambre o por no poder curarse ¡qué ironía! ¿Verdad?, para algunos la vida del hombre no vale nada.

Vallejo, ahora que te escribo y reflexiono sobre la miseria humana, entiendo el dolor de tu alma y comprendo cada palabra de tus versos.

César, no pienses que tu causa fue vana, por todo lo que en esta carta cuento, no, élla está viva y nos alienta a continuarla. No tienes idea de cuántas personas hoy se muestran interesadas por tu obra, tu pensamiento; tal vez entendieron tu mensaje y lo usan como blasón para luchar contra la sinrazón; aunque, también existen algunos que solamente se valen de él para enmascarar verdaderos y mal intencionados propósitos. Bueno, tú sabes que ellos nunca faltan.

Al celebrar hoy 16 de marzo tu natalicio, DESGRACIADAMENTE, tengo que reconocer que los HOMBRES HUMANOS, los HERMANOS, TENEMOS todavía MUCHÍSIMO QUE HACER, pero, felizmente  me queda la esperanza que llegará el día en que no tenga que contarte tantas desgracias.

Con cariño:  Erika

1 comentario:

  1. Interesante..., Vallejo siempre vivirá en nuestros corazones.

    ResponderEliminar