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lunes, 30 de octubre de 2017

LA OBRA DE ARGUEDAS, RETRATO INNEGABLE DEL PERÚ PROFUNDO

José María Arguedas Altamirano fue un gran escritor, poeta, traductor, profesor, antropólogo y etnólogo peruano nacido en Andahuaylas.  La importancia fundamental de este maravilloso e increíble autor ha sido reconocida por críticos y muchos de sus colegas peruanos, ya que la producción intelectual de Arguedas es demasiado amplia y comprende una gran cantidad de escritos, las más resaltantes son: creaciones literarias, traducciones de poesías y cuentos quechuas.  El privilegio de haberse educado dentro de dos tradiciones culturales, la occidental y la indígena, le permitieron comprender y describir como ningún otro intelectual peruano, la compleja realidad del indio con la que se identificó de una manera intensa.
Resultado de imagen para arguedasPor ello, no dudamos en afirmar que sus obras retratan la cruda realidad del hombre andino, quien tuvo que hacer frente a un monstruo de grandes proporciones para poder subsistir.  Además, este excepcional escritor tomó en cuenta ciertos sucesos importantes de su vida, para que a través de él también se conozca la tragedia indígena.  Por ello es importante reconocer en algunos de sus trabajos, que los protagonistas principales son personajes reales y hasta podríamos decir que es él quien se muestra como tal.
Es así que Arguedas, con toda la sensibilidad humana que lo caracteriza, como ya señalamos, muestra el sufrimiento incansable, la  espantosa agonía  del hombre andino, que por situaciones adversas de la vida, tenía que soportar humillación, vergüenza y burlas, exclusión que el mismo autor las vivió en carne propia. En efecto, se sabe que Arguedas también soportó iniquidades por parte de sus “familiares”, tal como lo confesara el mismo Amauta:
Voy a hacerles una confesión un poco curiosa: yo soy hechura de mi madrastra. Mi madre murió cuando yo tenía dos años y medio, (…) y como a mí me tenía tanto desprecio y tanto rencor como a los indios, decidió que yo había de vivir con ellos en la cocina, comer y dormir allí (…), Pero no solamente he sido hechura de mi madrastra, hubo otro modelador tan eficaz como ella, un poco más bruto: mi hermanastro. Cuando yo tenía siete años de edad, me obligaba a que me levantara a las seis de la mañana a traerle su potro negro de una chacra muy grande”.
Con esta confesión se nota claramente que entre la vida y la obra de José Maria Arguedas efectivamente existe una gran relación, en tanto que su existencia estuvo plagada de sufrimiento, angustia y soledad como la de los indios.
Si bien es cierto, que gran parte de la vida de Arguedas se desarrolló entre miles de terribles vicisitudes, sin embargo, Los Ríos Profundos es la obra que mejor refleja los pocos instantes de feliz convivencia que tuvo al lado de su padre. A través de Ernesto, personaje principal de la obra, se conoce de sus frecuentes viajes familiares al interior del país, aprovechando los compromisos laborales de su progenitor y lo que le permitió además empoderarse de la realidad indígena, que años más tarde hiciera suyo, a través de una lucha ideológica literaria:
Mi padre no pudo encontrar nunca dónde fijar su residencia; fue un abogado de provincias, inestable y errante. Con él conocí más de doscientos pueblos. (...) Pero mi padre decidía irse de un pueblo a otro cuando las montañas, los caminos, los campos de juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles del pueblo empezaban a formar parte de la memoria. (...) Hasta un día en que mi padre me confesó, con ademán aparentemente más enérgico que otras veces, que nuestro peregrinaje terminaría en Abancay. (...) Yo estaba matriculado en el Colegio y dormía en el internado. Comprendí que mi padre se marcharía. Después de varios años de haber viajado juntos, yo debía quedarme; y él se iría solo.
Como vemos, Arguedas gozó de momentos felices, sin embargo, demandaba como cualquier otro muchacho, el pasar tiempo con su padre, así como ser merecedor de su amor y cariño, pero, la cruda realidad le hacía comprender que nada era para siempre.
Es en Agua donde el autor refleja esa terrible realidad que conociera del Perú profundo, en ella describe la lucha antagónica entre el terrateniente y los indígenas.  El terrateniente con un poder despiadado con muestras de supremacía, ante los indígenas, dueño de grandes extensiones y mejores tierras de cultivo, pastizales, animales, avalado por las diferentes instancias gubernamentales, y protegido por el juez, gobernador, y el alcalde del pueblo, un pueblo que vivía penando por agua, “(…) No hay pues agua. San Juan se va a morir porque don Braulio hace dar agua a unos y a otros los odia. Pero don Braulio, dice, ha hecho común el agua quitándole a don Sergio, a doña Elisa, a don Pedro”; pero, donde felizmente avizoramos a personajes como Don Pascual con una bondad envidiable, al punto de preocuparse por la salud y cosechas de los pobladores, regalando agua para todo el pueblo, desafiando a Don Braulio:
 “De un rato, Pascual subió al poyo. −Con músico Pantacha hemos entendido. Esta semana k'ocha agua va a llevar don Anto, la viuda Juana, don Jesús, don Patricio… Don Braulio seguro carajea. Pero una vez siquiera, pobre va agarrar agua una semana. Principales tienen plata, pobre necesita más sus papalitos, sus maizalitos… Tayta Inti le hace correr a la lluvia; k'ocha agua nomás y hay para regar: k'ocha va a llenar esta vez para comuneros”.
Lamentablemente, esta hermosa y sana actitud de Don Pascual, es tremendamente diferente a la realidad que a Arguedas le tocó vivir, ya que él conoció en su vida más Braulios, que Pascuales.

Otra de los episodios de la vida de Arguedas reflejada en su propia obra, está vinculada con su experiencia en la cárcel. Como sabemos, en 1937 fue apresado por participar en las protestas estudiantiles, durante los días de la dictadura de Óscar R. Benavides. Fue trasladado al mismo penal, El Sexto, que Gabriel Osborno, personaje principal de su obra, donde tanto él como Arguedas en la vida real, permanecieron durante 8 largos meses en prisión, episodio que tiempo después evocó en la novela El Sexto, en la que denunciaba la imperfección del sistema carcelario de la época: “Empecé a distinguir, puerta a puerta, todas las celdas, hasta el fondo. ¡Era otra vez un cementerio! ¡Más que un cementerio! Los vivos estaban muertos” Además de dar cuenta de lo mal que la pasaba dentro, porque aparte de sentir rabia por la impotencia de verse preso, sentía rabia por el dolor ajeno: “Yo andaba como un tigre en la cárcel; iba a morir de rabia. Había como veinte presos, todos lloriqueando, menos dos apristas que juraron conmigo liquidar al carnicero ése [un diputado] cuando saliéramos libres”.   Situación que como vemos, se sostenía únicamente con la esperanza de que todo eso terminaría un día, liquidando al “carnicero”.

En efecto, la excepcional obra de Arguedas se ha convertido para cualquier persona, en la mejor ventana a través de la cual podemos escapar de la enmarañada realidad moderna, e ir en busca de ese pasado hermoso, pero a la vez tormentoso que le tocó vivir al autor y a todos los peruanos en manos de la oligarquía de la época. Una realidad que retrata lo que pocos quieren ver, una realidad de la que debimos aprender y no aprendimos, una realidad que no debió repetirse y la repetimos, una y otra vez; una realidad que demanda la acción de todos para hacer frente al monstruo de siempre llamado pobreza, abuso de poder, maltrato, sufrimiento, dolor, etc, que hoy sólo se presenta con rostro nuevo, una realidad que necesita del compromiso de todos los peruanos para combatirlo. 
¡Grande Arguedas!

                                                                                     

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:   
1.    ARGUEDAS, J.M., (1935) Agua, (1era. Edición). Lima - Perú: Compañía de Impresiones y Publicidad.
2.    ARGUEDAS, J.M., (1958) Los Ríos Profundos, (1era. Edición). Buenos Aires: Losada S. A.
3.    ARGUEDAS, J.M., (1961) El Sexto, (1era. Edición). Lima - Perú: Juan Mejía Baca.
4.    CORNEJO, A., (1997) Los universos narrativos de José María Arguedas. Lima: Horizonte.
5.    LA TORRE, L.S., ARISMENDI, M.E., (2013) Prisión/encierro en El Sexto de José María Arguedas y El apando de José Revueltas. Universidad Autónoma del estado de México. Recuperado de:  
6.    MONTOYA, R., (1995) Arguedas en España: Crónica de un viaje de la nostalgia. Lima. Recuperado de
7.    PORTUGAL, J.A.(2007)Las novelas de José María Arguedas: Una incursión en lo inarticulado. Lima: Fondo PUCP, ISBN 9972428012.
8.    SANDOVAL, C.A. (2009) El Sexto: Entre Lenguaje Y Poder.  Michigan Technological University.  Recuerado de:

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