Desde
hace mucho tiempo, la preocupación por el desarrollo de las capacidades
lectoescriturales, matemáticas y científicas
en los estudiantes de la EBR ha sido el centro de atención en todos los
niveles educativos de nuestro país, sobre todo, cada vez que aparecen los
resultados PISA (Programa para la Evaluación Internacional de estudiantes).
A
pesar del poco o mucho esfuerzo que se hace por mejorar la condición de los
estudiantes, los resultados aún son desalentadores, como se demuestra con las
conclusiones PISA del 2012, donde nuestro país alcanzó, para variar, el último lugar.
Este
resultado supone, que Perú nuevamente descendió a la cola en la que estaba ubicada años antes, y
de donde solo el 2008 pudo salir, gracias a que alcanzó el puesto 62 de 65
países inscritos para rendir esta prueba,
según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
La
polémica que el tema genera, se avivó en estas últimas semanas y ha puesto nuevamente
en tela de juicio la labor de los docentes peruanos, quienes a través de las
redes sociales y otros medios tratan de
responder a los múltiples cuestionamientos, buscando justificar y culpando de la
catástrofe educativa a cualquiera, que no sea él mismo; lo que demuestra que,
mientras los docentes sigan pensando que
la cosa no es con ellos, la realidad seguirá siendo la misma.
Para
Trahtemberg, si no hay una reforma
del Estado, la educación peruana no tendrá opción. Esta reforma a la que el
consultor hace referencia, incluye entre otras cosas, a los docentes; quienes
aunque muchos no quieran reconocerlo, tienen una dosis de responsabilidad en el
asunto, puesto que mientras ellos sigan “enseñando” en las aulas como hace 30
años y no se den cuenta de la gran revolución educativa y social que se vive en
la aldea mundial y por ende en nuestro país, todo seguirá como hasta ahora.
Esta
revolución educativa que tiene a la mayoría de docentes fuera de contexto,
arcaicos y además completamente desconectados de sus discípulos, es para muchos
un dolor de cabeza, y ha generado en las aulas un divorcio tremendo, porque, mientras los estudiantes tienen necesidades de
aprendizaje activas, interactivas y no
lineales, los docentes ofrecen el mismo menú de hace 20, 30 y hasta 40 años a
atrás.
Para Julio Cabero Almenara la sociedad de hoy
no es la misma que la de hace años y por
lo tanto la educación tampoco debe serlo.
Es por ello que debe replantearse
nuevas formas o estrategias para llegar al estudiante.
La postmodernidad ha traído consigo muchas
herramientas tecnológicas que pueden despertar en él mucho interés por el
estudio, conviene entonces, considerar esas herramientas; pero, como sostiene
Cabero, no para ser usados exclusivamente como
instrumentos transmisores de información, reemplazar una pizarra, sino más bien
como instrumentos de pensamiento y cultura, que expandan las habilidades intelectuales y sirvan
para representar y expresar los conocimientos. En
la medida que esto suceda y, docente -
estudiante se encuentren sintonizados en la misma frecuencia, las cosas
comenzarán a tornarse diferentes.
Para lograr esto se necesita mucha voluntad por parte
del estado que juega un papel crucial en este proceso. No solo por la mayor atención que tiene que
brindar a los docentes, capacitándolos, sino, porque tiene que ir dotando de
más herramientas tecnológicas a las I.E., puesto que está más que comprobado
que despiertan y mejoran grandemente el rendimiento de los estudiantes.
Del mismo se necesita
la voluntad de los docentes, quienes comprendiendo su rol, deben abrirse
a nuevas experiencias y posibilidades para apropiarse de otras estrategias que
puedan darle mejores resultados que los que han obtenido hasta el día de hoy; por el bien de todos aquellos que son su
razón der ser.
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