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lunes, 14 de febrero de 2011

EL LENGUAJE

En términos genéricos, se habla de LENGUAJE siempre que encontramos un conjunto de signos de la misma naturaleza, cuya función primaria es permitir la comunicación entre organismos.  De esta manera, escuchamos hablar del lenguaje de las abejas, del lenguaje de la música, del lenguaje de las flores, del lenguaje de los colores y hasta del “lenguaje del amor”.

En definitiva, parece que los criterios imprescindibles para que un conjunto de signos constituya un lenguaje, en sentido amplio y cotidiano,  se reducen a dos: primero, que esos signos sean de la misma naturaleza; y segundo, que sirvan primordialmente a la comunicación de un grupo de organismos entre sí.

En el caso específico del LENGUAJE VERBAL HUMANO, nos encontramos frente a una facultad biológica y psicológica exclusiva del homo sapiens; el sistema simbólico más poderoso de cuantos se conocen y que ha hecho posible la tradición,  la historia y  la  cultura.

Este lenguaje es una dimensión esencial de lo humano, un hecho distintivo y propio de la condición humana. Los seres humanos vivimos inmersos en signos; somos animales simbólicos capaces de convertir en signo todo lo que tocamos.

El LENGUAJE VERBAL HUMANO nos permite convertir la experiencia con lo real, con ese mundo que está fuera del sujeto, en un sistema complejo de significaciones, en una CONFIGURACIÓN SEMIÓTICA.  A esta capacidad o facultad de representación mediadora de la realidad, Piaget la denominó la FUNCIÓN SIMBÓLICA.  También es posible llamarla FACULTAD SEMIÓTICA.

Está claro, entonces, que es preciso situar el concepto de LENGUAJE en el contexto de la teoría de los signos, en el contexto de la SEMIOLOGÍA o de la SEMIÓTICA - dos términos equivalentes.

Lenguaje es la facultad humana que permite al hombre la expresión de sus pensamientos. No sería, pues, correcto hablar de lenguaje español, lenguaje francés, etc. La facultad humana de comunicarse es independiente de una lengua u otra.

Ahora bien, en el LENGUAJE VERBAL HUMANO, que al parecer fue primero oral y después escrito, podemos identificar tres conceptos fundamentalmente distintos: el lenguaje como facultad, el lenguaje como sistema de signos y el lenguaje como conjunto de episodios individuales.  Es decir, LENGUAJE, LENGUA Y HABLA.

Para comprender con claridad la dicotomía LENGUA - HABLA, es necesario remitirnos a Ferdinand De Saussure.

A.    LA LINGÜÍSTICA ESTRUCTURAL


Ferdinand de Saussure

El siglo XX instaura lo que se denomina la lingüística moderna, cuyo fundador reconocido es sin lugar a dudas el lingüista suizo, nacido en Ginebra, Ferdinand de Saussure (1857-1913). Si bien pueden reconocerse líneas de continuidad con la lingüística del siglo XIX, la lingüística del siglo XX se caracteriza como “moderna” en razón de algunas convicciones salientes que la distinguen de la del siglo anterior y que debemos a la obra de F. de Saussure.
«En primer lugar distingue Saussure el lenguaje de la lengua: el lenguaje es una facultad común a todos los hombres,  aquella que nos da la naturaleza como especie y que nos permite “el ejercicio del lenguaje”, compuesto por todas las manifestaciones del lenguaje humano, todas las formas expresivas, sin discriminar entre “buenos” y “malos usos” y sin considerar el grado de civilización de sus hablantes. La tarea de la lingüística es por tanto realizar la descripción e historia de todas las lenguas, encontrar los principios generales de sus funcionamientos y, fundamentalmente, deslindarse y definirse ella misma.

Dicotomía Lengua-habla

“Para formular su célebre dicotomía LENGUA - HABLA, Saussure partió de la naturaleza “multiforme y heteróclita” del lenguaje, que a primera vista se revela como una realidad inclasificable, de la que no se puede obtener la unidad, ya que esta realidad es, al mismo tiempo, física, fisiológica y psíquica, individual y social.  Ahora bien, este desorden resulta menos desorden si, de esta heterogeneidad, se abstrae un puro objeto social, conjunto sistemático de las convenciones necesarias a la comunicación, indiferente a la materia de las señales que lo componen; se trata de la LENGUA, frente a la cual el habla representa la parte puramente individual del lenguaje  (fonación, realización de las reglas y combinaciones contingentes de signos)”  [1]

En el lenguaje se pueden distinguir dos lados, un lado individual y un lado social, y no se puede concebir uno sin el otro. A su vez, el lenguaje implica un sistema establecido y una evolución; cada momento es una institución actual y un producto del pasado.
La lengua es el código que sirve para comunicarse dentro de cada comunidad humana. El código es un conjunto sistematizado de signos y las reglas para su empleo. El código es lo que permite al emisor elaborar un mensaje y al receptor, interpretarlo. No hay comunicación si el receptor no conoce el código que usa el emisor.
En la actualidad hay más de 3.000 lenguas en el mundo. Las lenguas más habladas son el chino, el inglés, el ruso y el español. En España existen cuatro lenguas: castellano (lengua oficial y nacional), catalán, gallego y vasco
Otro factor del lenguaje es el “Habla”,  esta es  la utilización que cada uno de los hablantes hace de su lengua. Se trata, por tanto, de un acto concreto e individual. En el habla de cada uno influyen, como es lógico, factores sociales, culturales, geográficos, etc., lo que da lugar a los diversos niveles y registros de hablas. Ciertos “tonillos” especiales, ciertas muletillas, algunas palabras.
Al confrontar las exposiciones referidas al significado de la lengua, concluimos que estas no se alejan una de otra sino que ambas nos permiten entender a la lengua como un instrumento que ayuda la creación del lenguaje y junto con él a la articulación de palabras. “No es quimérico decir que es la lengua la que hace la unidad del lenguaje”. Si decimos que la lengua es el conjunto de signos o sistema de signos que nos permiten esta capacidad para efectuar una interacción comunitaria, esto no significa que la aplicación de ésta, agrupación de signos convencionales, sea la lengua.

Noam Chomsky también planteó lo suyo con respecto  al lenguaje a través de su dicotomía COMPETENCIA Y ACTUACIÓN en su gramática estructural:

B.    LA GRAMÁTICA GENERATIVA


Noam Chomsky

En lingüística, el término gramática generativa se refiere a un conjunto de marcos teóricos para el estudio de la sintaxis del lenguaje natural inspirado en la lógica formal. Las ideas básicas de los modelos incluidos en esta corriente tienen su origen en la teoría transformacional por Noam Chomsky.

Dentro de las ideas más influyentes de Estructuras sintácticas cabe mencionar lo que se llamó luego problema lógico de la adquisición del lenguaje o problema de Platón. El planteo es que hay un conocimiento específico acerca de la propia lengua, que no es manejada por una “inteligencia general” y que no “se aprende”, en la medida que la producción e interpretación de oraciones requieren un número de operaciones formales complejísimas que es imposible que los niños adquieran por “instrucción explícita” de sus mayores.
Nadie le enseña a un niño cómo mover el verbo a la posición adecuada en el caso de una pregunta, razona Chomsky: así, la pregunta ¿Dónde está Juan? parece derivarse de la oración afirmativa Juan está en X reemplazando el circunstancial por un pronombre interrogativo y moviendo el verbo a la segunda posición. Las oraciones agramaticales *¿Dónde Juan está? o *¿Dónde está Juan en casa? sugieren que un niño de un año y medio (que ya puede producir preguntas) tiene que tener un conocimiento intuitivo de nociones tales como circunstancial o verbo, sobre las que, evidentemente, nadie lo ha instruido. Crucialmente, los casos con sujetos o verbos complejos indican que, además, tiene que manejar las nociones de sintagma, de subordinación y de perífrasis, para producir sin errores preguntas como ¿Dónde está el chico?, ¿Dónde está el chico que invitaste ayer?, ¿Dónde ha ido Juan?

Dicotomía Competencia-Actuación

Noam Chomsky  replanteó varios aspectos de la teoría saussureana y, en particular,  reformuló los conceptos de lengua y habla tal como Saussure los definió.
Paralela a la distinción saussureana entre lengua y habla, Chomsky introdujo la distinción entre competencia y actuación.

El concepto de lengua, definido por Saussure como un “sistema de  signos”, sólo coincide parcialmente con el concepto de “competencia” introducido por Chomsky.  Para este lingüista, la “competencia” no es tanto la lengua como sistema pasivo de signos, como simple inventario, sino la interiorización mental que un hablante hace del sistema como un mecanismo generador de todas las posibles expresiones correctas de la lengua.  Según esto, la “competencia lingüística” consiste, entonces, en el conocimiento tácito  (o inconsciente)  que cada hablante tiene de la gramática de su lengua, en una estructura cognoscitiva y creativa inherente al ser humano, que le permite, a partir de elementos finitos (fonemas, morfemas, reglas de selección y combinación), generar y producir un número infinito de oraciones.

De esta manera, Chomsky enfatizó en la creatividad de la “competencia”, creatividad que Saussure había excluido del sistema de la lengua y había relegado al dominio del habla.  Por lo tanto, la “competencia” es aquello que hace posible la “actuación” o comportamiento lingüístico.

En cuanto al concepto de habla, este sí parece coincidir suficientemente con el concepto chomskiano de “actuación”, como uso real que un hablante hace de la lengua en situaciones concretas.

Finalmente, mientras para Chomsky la creatividad del lenguaje se manifiesta tanto en la “competencia” como en la “actuación”, para Saussure el  aspecto creador del lenguaje radica exclusivamente en el habla.



[1] Rolan Barthes, Elementos de Semiología, Madrid, Talleres Gráficos Montaña, 1971, p. 19

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