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martes, 14 de septiembre de 2010

FÁBULA

  EL CONEJO  Y LA TORTUGA


Un conejo y  una tortuga hablaban muy enérgicos y airados sobre lo que habían leído como parte de la tarea que dejó el maestro  en la clase de ese día.
El tema de discusión era el calentamiento global y cada uno tenía una forma diferente de entender el artículo; mientras la tortuga comprendía  de una manera muy superficial  el conejo había logrado entender  gracias a su basta experiencia  y a  la forma como lo relacionaba con el tema, de una manera mucho más profunda.
La tortuga encaraba al conejo que cuando él explicaba su lectura se salía por la tangente y se metía en otros asuntos que no tienen nada que ver con el tema en discusión.  Por su parte el conejo trataba de convencer a su amiga que lo que decía sí tenía sentido y mucho que ver con el asunto y que si ella no entraba en razón era porque simplemente su lentitud en todo, no le dejaba ver lo que también  decía el texto.
Cada quien quería tener la razón  y ambos se increpaban  que no sabían leer  y  que una era lenta y que el otro era presumido y que ninguno daría su brazo a torcer,  porque estaban en lo cierto. En ese plan estuvieron un buen rato hasta que,  la mariposa  que los observaba y escuchaba atentamente intervino y les dijo:
-No entiendo por qué discuten, cada uno entendió a su manera.  Creo que lo que tienen que hacer  es llevar  su punto de vista sobre el tema y comentárselo al maestro  y estoy segura que él  dirá quién tiene la razón.
Efectivamente al día siguiente muy temprano llegaron a través de la floresta a la escuela y encontraron al maestro búho quien les saludo amablemente como de costumbre.
El  maestro inicio la actividad  y lo primero que les preguntó fue su opinión sobre el artículo encargado la clase pasada.
Los doce  jóvenes entre roedores, felinos, reptiles comentaron al respecto.
Para sorpresa del conejo y la tortuga sus compañeros presentaron una idea muy diferente a la de ellos y eso motivó a la tortuga a realizar al maestro la siguiente pregunta:
-Maestro, de todas las opiniones vertidas, quien tiene la razón y quién sabe leer, porque creo que algunos no saben hacerlo.
-Por qué lo dices tortuga – replicó el búho
-Porque escucho a muchos decir cosas que no están en el texto que nos indicó y sin embargo lo comentaron; considero que saliéndose del tema.
Muy bien- dijo el maestro - me gusta tu reflexión  tortuga, pero, debes entender que lo que cada uno dijo sí tiene que ver con el tema y nadie se salió por la tangente, lo que pasa es que cada uno tiene una experiencia diferente de lectura y todo lo que va leyendo lo relaciona con esa experiencia y es así como lo entiende.  El que no lo diga tal y como está en el texto  no significa que no sepa leer, sino que está viendo lo que hay más allá de esas simples palabras. Detrás de esas palabras, hay un mundo de información que por cierto no lo podemos ver si es que no hemos leído  algo más.  Las palabras que pueden ver a simple vista en el texto son solamente  ventanas que se abren y que nos invitan a descubrir y conocer  todo lo que el autor nos quiere trasmitir.  Sus sueños, su tristeza, su alegría,  esperanza, desilusión, fantasía, ideología. Los que  repiten tal y como está en el texto simplemente no han llegado aún a abrir esas ventanas.  

El conejo feliz e irónico  porque lo que el maestro decía le daba la razón, señaló:
-Maestro, eso quiere decir que la tortuga no sabe leer y que tampoco ha leído nada.
-No dije eso, glosó el maestro,  la tortuga  sabe leer al igual que todos y nos lo ha demostrado en su comentario. Que le falta  leer un poco más es cierto, como a todos, porque solamente la lectura constante de cualquier texto hará que ustedes tengan los recursos suficientes para abordar cualquier tema.  Cuanto más lean más ventanas se abrirán y más conocimiento lograrán.
Muchas gracias maestro, dijo  la tortuga, comprendo que estaba equivocada y que me falta leer un montón.
Gracias maestro, dijo  también el  conejo, nuestra duda está resuelta.
Me alegro –señaló el maestro- sólo espero que muchas más  dudas surjan en ustedes porque si no dudamos y  no nos preguntamos sobre el por qué, para qué, cómo, cuando, donde de las cosas, nunca conoceremos la verdad.
  
Autora: Lic. Erika del Milagro Lozano Flores

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